Pudiera ser que la luz
matizara la presencia de la rosa
jugando con sus sombras
marchitándola al viento.
También podría la flor
ser insensible y acromática
negar su coloración
volviéndose mate y gris.
Mas el rojo palpitar
del resplandor del amor
hace fluir la savia por sus venas
y la hincha de esplendor.
Ella intenta con rubor
permanecer cerrada
ser sólo un lindo brote
pero se abre la flor a la vida.
Los agentes externos
la oxidan y envejecen,
los días pasan veloces
y la flor desaparece.
Efímera la belleza de la rosa
fugaz la flor de primavera
breve la vida humana
pasajeros del tiempo somos...
La vida es algo tan finito, que asusta. Buen poema de un tan crudo tema