Es extraño como la sorda luz del ocaso

clava sus puñales afilados en mis ojos

haciendo brillar los ocelos como astros

girando sin cesar en mi pupila iridiscente

que cual planeta indómito se asoma

al crepúsculo del tiempo venidero

convirtiéndose en gerundio acontecido

o en futuro quizá pluscuamperfecto

hilvanado en la hebra de un recuerdo

asomado al abismo del porvenir incierto

plagado de respuestas sin pregunta

de cicatrices abiertas cual cavernas

que dibujan el imaginario del misterio

los fantasmas perdidos de la infancia

los espectros de los tiempos por llegar

y los estímulos de las arenas del tiempo

que por paredes verticales resbalan

cubriendo de incertidumbre el vértigo

del ser o no ser de Hamlet y su calavera

mientras meretrices de rostro rancio

exponen sus penurias bajo el neón

que oculta los defectos de la carne

arrendando organismos sin alma

al albur de un acontecer cruel

pues cual cadáveres andantes

vagaremos afligidos y confusos

surcando el valle de las sombras

donde por fin seremos reos

de nuestras míseras hazañas.

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