TusTextos

CanciÓn para Los DÍas de Lluvia

Lágrimas se perdían al caer entre la fina lluvia que del cielo hice derramar para ocultar la tristeza de tus ojos de aroma café. Pinté fulgores de blanca nieve en la soledad donde vivías y, aunque no te dieras cuenta, era yo quien a tu lado estaba. Fui pañuelo entre tus manos cuando otros, incapaces de ver más que una superficie de finas curvas, desfloraban tu felicidad. Te oí en el más ruidoso de los silencios, balada de palabras mudas haciendo tu cuerpo danzar en la amargura para olvidarla, al menos un rato. Yo que, como fiel cristiano de tus labios con sabor a anís, hacía de cualquier día domingo para cantarte en oración y rezaba de rodillas suplicando tocar al menos uno de los pliegues de tu vestido azul.

Pasa ese tiempo ficticio inventado por gente como tú y como yo, más preocupados de planificar que de vivir, dibujando media vida con escuadra y cartabón cuando el caos en un cuadro es lo más bello que jamás se ha representado. Te veo y no me ves, precisamente por eso soy capaz de hacer del viento y las hojas un arpa y tocarte, no solo la canción más bella y sincera, sino tocarte a ti misma, pasear mis dedos por la espalda. El desconocimiento de mi ser en tu vida me permite consolarte de aquellas horas desperdiciadas en la luz, trayendo la noche para saciar tu carne y dejar aflorar la rosa roja espinada que es tu pasión.

Ahora salgo de entre las sombras, salgo de aquel eterno enmudecimiento e invisibilidad para postrarme ante ti y llevarte al inframundo, hacerte caer lo más bajo, hundirte en penumbra y jamás dejarte salir a ver la luz. ¿Para qué quieres estar allí? No eres libre, la luz te quema, ojos que juzgan y jueces ciegos dictaminando penas de muerte nada más nacer. Para obligarte a dar sentido a una vida llena de no ser tú y ser un no-humano infeliz pero que, por estupidez colectiva, han decidido llamarlo felicidad. Yo quiero desencadenarte de los halos de luz impuestos y hacerte mirar el mundo como algo frío e inhóspito. Conocerás la verdad de la felicidad y para ello deberás sentir el dolor más desmesurado de toda la existencia. Sólo así entenderás que no sirve vivir allí arriba, es mejor divagar y delirar en lo más hondo de la nocturnidad siempre que nos lo permitan.

Pero, claro, tú nunca querrás venir conmigo y yo libremente decidí pertenecerte. Como quien cura a un pájaro herido y después de su recuperación abre la jaula, pero él no se va. ¿Y quién puede decir que no es libre si renunció a no serlo, gracias a su propia libertad?

Wio14 de febrero de 2019

1 Comentarios

  • Creatividad

    Me encanto lo de " Fui pañuelo entre tus manos..." muy increíble tu delicadeza. Besitos.

    15/02/19 05:02

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