Sin pensarlo, caminaba hacia tu casa
Veia las casas pasar, como en una película
no me sentía yo, no al menos dentro de mí
Era sólo un espectador,
los nervios no me dejaban hacer más.
Delante de tu portal,
tuve que detenerme para recordar el piso
En el ascensor vi en el espejo
a alguien que no era yo, no me reconocí.
Ante tu puerta no podia contener
el temblor de mi dedo al tocar el timbre
Pero entonces, abriste la puerta y
todos mis nervios se disiparon.
Claro que estaba nerviosa,
pero tú estabas allí, conmigo.
Pasamos hasta el salón,
me miraste a los ojos y me besaste.
Sentía tus manos recorrerme
a medida que el ritmo de nuestros besos aumentaba.
Risas tontas brotaban de nuestros labios
mientras me desnudabas lentamente.
El amor que por ti sentía
parecía arder en forma de pasión
cuando, aún besandome, me cogiste
en brazos y me llevaste hasta tu cama.
*El resto, queda entre nosotros y la luna*
que nos acompañó toda la noche.
Sólo puedo decir que todo no fue suficiente
y que aún hoy
las inexistentes distancias que nos separaban
me parecen inmensas.
