Se me va la esperanza.
Se me fueron las ganas.
La arena del reloj
se escurre entre mis dedos,
manchándose de sangre.
Se van las cosquillas,
las sonrisas, los destellos,
los ojos.
Las costillas.
Volando se escapa
la vida ante mis ojos.
Hoy no me levanto,
se me fueron las ganas.
No voy a cantar,
no voy a silbar.
No voy a arrastrar los pies,
ni a tener escalofríos.
No se me caerán las llaves,
no tropezaré contigo.
Ya se me fueron las ganas.
De todo, de todo.
(Excepto de ti...)
Pero no me dejas tranquila.
Y ni siquiera vienes
a tranquilizarme.
Ahí estas cuando me doy la vuelta
y te desvaneces entre mis lágrimas.
Y caes al suelo.
Ya no sé dónde buscarte,
ni dónde encontrarte por casualidad,
ni dónde escondiste mis ganas.
Me apuesto lo que sea,
a que las tienes en el bolsillo.
