No he dejado de llorar desde hace tres días.
Es increíble cómo se me acumula todo de golpe.
Cómo la vida cambia de rumbo, cómo todo cambia de color.
Cómo un día estás súper feliz; te llevas fenomenal con tu mejor amiga, planeas unas vacaciones en las que sólo estéis ella, tú, y tu novio.
Y al día siguiente, te das cuenta de que te has distanciado de tu amiga, tu novio te ha dejado, y te encuentras a kilómetros y kilómetros de él, en un coche con unos desconocidos que están enfadados contigo por las malas notas; tu madre, tu padre, y tu hermano pequeño.
Capítulo uno:
-No entiendo por qué no has querido estudiar este curso.-
Dice mi madre, al volante.
-Déjala, total, lo que no ha estudiado durante el curso, lo estudiará este verano.- La interrumpe mi padre.
-¿Es por ese chico, no?- Pregunta mi madre, haciendo oídos-sordos a lo que ha dicho mi padre.
-¿De qué chico hablas, mamá?- Le pregunto a mi madre.
-De ese sinvergüenza
El que te encubría siempre que hacías algo mal.
-¿Lucas?
-Sí, ese,
-Lucas no tiene nada que ver, no le busques ningún motivo oculto al simple hecho de suspender cinco.
-Pues dime tú cuál es el motivo.
-No he querido estudiar, es un rollo.
-¿Y lo dices tan tranquila?
-Me has pedido que te cuente el motivo, y lo he hecho.
-¿Podéis dejar de discutir durante el viaje? ¡El único de la familia que ha estudiado durante todo el año, necesita descansar mucho!- Nos interrumpe mi hermano.
Menudo morro que tiene el imbécil de mi hermano.
Dice que ha estudiado todo el año, y que, por tanto, ha sacado unas notas fantásticas.
Normal, si solo va a tercero de primaria.
Cuando yo iba a ese curso, las aprobaba todas.
En cambio, todo fue entrar al instituto
Pero bueno, no quiero ponerme melodramática.
Saco mi teléfono del bolsillo.
Un mensaje recibido.
Lo abro mientras oigo las quejas de mi hermano tipo
,
-Mario, eres insoportable.- Le grito a mi hermano.
-No le hables así a tu hermano, que si yo dijera lo que eres tú
- Me amenaza mi madre.
-¿Qué soy? Una adolescente, que está en plena edad del pavo, a la que le dieron las notas hace tres días, a la que le ha dejado su novio el mismo día, a la que la han distanciado de su mejor amiga por culpa de las malas notas cuando tenía planes con ella. Una adolescente que hoy está de muy mal humor porque hoy le ha venido la regla.
-Baja el tono de voz.- Me ordena mi padre.
-¿Mamá, qué es la regla?- Pregunta el imbécil de mi hermano.
Todos nos quedamos en silencio durante unos segundos.
Al final el imbécil-no-tan-imbécil-desde-ahora-de-mi-hermano, ha conseguido con una pregunta lo que yo llevo intentando a gritos desde hace tres días en mi casa.
.Capítulo dos:
El resto del recorrido lo pasamos en silencio.
No sé cómo lo ha hecho mi hermano, pero es increíble.
Por fin unos minutos-horas para poder pensar.
-Vamos a parar aquí para tomar algo.- Dice mi madre.
Yo ni me inmuto.
Un paso en falso, y podría acarrear otra discusión.
O algo peor; que pierda durante todo el verano a mi mejor amigo:
Mi BlackBerry; mi teléfono.
Me desabrocho el cinturón, abro la puerta, y me bajo del coche.
Nos sentamos a una mesa, en la calle.
Cuando llega el camarero, nos toma nota de nuestro pedido; un helado de chocolate para mi hermano, una limonada para mi madre, un café descafeinado para mi padre, y un helado de fresa para mí.
Cuando pasan unos minutos, nuestro pedido está en la mesa.
Yo no hablo; no digo absolutamente nada.
Solamente pienso en Lucas.
Mi primer amor.
Y con ese pensamiento, me monto de nuevo en el coche cuando ya hemos acabado.
-Sandra, prométeme que estudiarás este verano.- Me pide mi madre.
-¿Todavía estás con lo mismo?- Pregunto.
-¿No entiendes que es por tu bien; por tu futuro?
-Sois vosotros quienes no entendéis que no me importa mi futuro ni mi bien, que solamente quiero una cosa, y es disfrutar de mi adolescencia, y de este verano, de estos tres meses sin clases que nos ha dado Dios.
-Tendrás tiempo para todo; ir a la playa, a fiestas, oír música, escribir historias, dormir, tomar el sol, leer
Estudiar.
-No me entiendes.
-Eres tú la que no entiende que o te pones mañana por la mañana a estudiar, o estás castigada esta semana sin salir de casa.
Continuamos nuestro viaje, discutiendo, hasta que el ya-no-imbécil-de-mi-hermano vuelve a hacer esa pregunta.
Dice que le pica la curiosidad por saber qué es eso.
Yo ignoro su pregunta, de nuevo.
-Ya hemos llegado.- Anuncia mi padre.
Aparca el coche en la única plaza libre.
Nos bajamos del coche.
Yo me pongo mis gafas de sol.
Me peino un poco el flequillo con las manos.
Saco mi mejor sonrisa de los últimos tres días.
Y estoy completamente lista para conocer gente.
Pero antes tengo que ayudar con las cosas; sombrilla, bolso de playa, maletas
Así que ayudo sin rechistar.
Acabo de llegar a un sitio al que no quería ir.
Un sitio abarrotado de chicos guapos, y de más gente.
Así que lo único que una chica como yo puede hacer es ¡divertirse!
Y mi diversión acaba de pasar por delante de mí, sin camiseta, con un bañador ajustado, y con unas gafas de sol.
Abróchense el cinturón de seguridad porque, señoras y señores, comienza el juego.
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