He crecido siendo nada en el planeta, uno de tantos puntos suspensivos, un interrogante sin respuesta un consejo mal dado, una oportunidad... He visto cosas he sentido momentos, cosas que quizás solo yo comprenda con el corazón demasiado blando y con una soledad me come por dentro aun así rodeada de gente, cuando uno de los pilares más grandes se marcha de tu vida a una edad temprana, cuando no tienes de quién tomar ejemplo te forjas a ti mismo, a tu manera, sin alguien que te enseñe lo que está bien o lo que está mal, lo que es racional o totalmente irrazonable, que te hable de sus experiencias vividas, sin alguien que te de el calor que necesitas cuando tu alma desaparece de tu cuerpo y corre hacia el limbo a perderse en la nada para volverse a encontrar, buscas un millón de substitutos que intenten llenar ese vacío moral, sentimental, pero cuando te das cuenta de que nadie, nada, podrá llenar ese agujero, la cabeza se ahoga de preguntas como un pez en una jarra ya llena de agua bajo un grifo sin cerrar. ¿Por qué te fuiste así de golpe? ¿Hice algo malo? ¿Qué debo hacer? ¿Por qué me dejaste sola en medio de esta jungla llena de serpientes y leones? Quizás no fue su culpa ni la mía quizás fue la suerte, esa que se ríe de nosotros cuando le viene en gana nos honra con un poco de miel en los labios y luego nos la quita, Maldita suerte.

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