No voy a morir en otro grito que no sea el de tu nombre,
aunque no suenen tus gritos estridentes de fondo.
No voy a vivir en otra piel que no sea la de tu cuerpo,
aunque el perfil de tu silueta no se columpie mi aura vacía.
No voy a sobrevivir una existencia que no sea a tu lado,
aunque el ruido de tu tacón no me despierte por la mañana.
No voy a propiciar otro encuentro que no sea con tu boca,
aunque el compás de tu dormitar no me acompañe cada noche.
No concibo los espacios blancos en la mente, de hecho detesto la falta de memoria, pero no me queda otra que poner puntos seguidos porqué no tengo con qué rellenar mis frases. Desde que no culminas mis noches no tengo con qué entretener mis deseos, desde que no discutes mis sinrazones estoy volviéndome loco, desde que no lanzas puyas de ira contra mi pecho tengo déficit de heridas, desde que no amas mis imperfecciones tengo superávit de autoestima. ¿Crees que puedas volver? Dime, ¿crees que puedas? Porque de poder me matas y de no poder me muero.
