En el aire no flotaba nada, solo el fantasma que vomita el sueño cuando se indigesta de releer a Poe. Sobre la mesa, la vela exigía toda atención (que el fuego a la luz es otro mueble que sirve, pero en lo oscuro rige despota). El milagro se fue haciendo despacio. Primero tembló una sombra y se hizo la corbata del viejo, luego el sombrero, luego el viejo. Acusó con la mirada nuestra sesión de brujería y esperó. Siendo el único que no vació la vejiga de miedo, ensalivé el paladar y empujé la pregunta con la lengua: ¿Qué consejo puede darnos, abuelo, que nos venga a todos del mayor provecho? Entendí entonces que el cinismo viste también las muecas de los espectros. Contestó la visión arrojando el índice en dirección a la vela: La lumbre. Vayan guardándole respeto.
en mi segunda lectura al texto comprend? deslumbrada la otra dimensi?n del escrito a la que fu? trasladada de un plumazo!!! es-pec-ta-cu-lar!!!FELICITACIONES!!!