El Amante Perfecto
Te puedo ofrecer la luna, tal vez comprártela, pero prefiero recitarla poemas, para que cada noche te los susurre al oído. Puedo mirarte a los ojos y contarte mi historia con pulsaciones, puedo acariciar tu piel con la suavidad con la que un sastre teje sus prendas, si, puedo confeccionar tus sonrisas, puedo hacer que tus pupilas brillen más que el propio sol. Quizás te suene a la música de siempre, a un regalo para tus oídos, pero es mucho más que eso, es una declaración de intenciones de un corazón dispuesto a arriesgar de nuevo, preparado para jugar mis mejores cartas. El romanticismo envuelto con una capa de descaro, no pretendo ser tu violinista, pretendo ser tu melodía, no pretendo ser tu amante, pretendo que me llames amor. Podría contar los besos que estoy dispuesto a darte, pero prefiero grabar mi nombre en tus labios, con mordiscos cómplices de tu alocada sonrisa. Podría decirte que eres mi todo, pero mi todo soy yo, sin embargo, te lo ofrezco al completo, con virtudes y defectos. ¿Sabes? No regalo un te quiero, simplemente dejo que me los roben, que me obliguen a pronunciarlos a punta de corazón. Hay mil maneras de conquistarte, sólo una de hacerte feliz, y creo que tengo la fórmula. Podría ofrecerme a bailar contigo, pero prefiero que escuchemos canciones sentados bajo una noche de otoño, con la luna testigo, de lo que un día soñé. Podría contar los días que pasé contigo, pero prefiero que tú recuerdes cada aroma con sabor a mí. Podría hacerte un álbum con todos los lugares que visitamos, pero soy más dado a que la magia de esos rincones esperen nuestro regreso. Podría vivir del recuerdo, y de hecho, en ocasiones lo hago, pero me aburre recordar, prefiero intentar que tu futuro sea sinónimo del mío. No se trata de amar, se trata de cómo hacerlo, y estoy convencido de que nadie puedo hacerlo mejor que yo, al menos en lo que a tus ojos respecta. Mírame, si no sientes nada, vuélveme a mirar, ahora habla o bésame, si eliges la primera, te callaré con la segunda
