Mi Afrodita
Mírame, regálame una de tus noches, un amanecer en la esfera de tus océanos, celestes, sosegados. Entre las sábanas que envuelven tus sueños, sobre la almohada que mece tu luna, sí, una mañana en la que los sastres de tu piel se deslicen sobre mis dedos
dibújame el sendero hacia tus labios, sobre el óleo de tu sonrisa. Invítame a pasar de puntillas al jardín donde florecen tus deseos, yo los cuidaré, los iluminaré con el sol de tu mirada y los empaparé con el sonido de tu risa
late un te quiero, nace un recuerdo, se apaga el día, quedó en evidencia la utilidad de mi reloj entre tus caricias, se anuncia la luna, caprichosa, eligiéndonos testigos de su canto mudo
regálame una de tus noches mi Afrodita.