El ademán adiestra flojedades futuras.
Vientos grisáceos colapsan
las autopistas de la razón.
Sólo un día más respetaré
el hedor de las tumbas abiertas
y el sonido malnacido
de los cigarros humedecidos.
A secas procuramos
un milagro digno de ser vislumbrado
más allá de nuestra tortuosa
e inestable realidad.