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En El Corazón Del Recuerdo

Abro el álbum y ahí esta. Me cuesta mirar. Seis amigos, todos tan jóvenes, alegres y vestidos para la ocasión. Tan solo han pasado cuatro años, y sin embargo han envejecido cien.
Por la izquierda asoma la cabeza de Paco con su melena de heavy ochentero, lo prometido es deuda, para la ceremonia camisa y tejanos negros, no pidas más. Sería el apoyo de muchos. Delante de él Juan con su pose distante, su mirada fría y triste, la corbata desencajada y un cigarro en la mano. Un buen comercial no muestra sus sentimientos, pero las lágrimas caen solas ante una perdida. En el centro Joan apoyado sobre el hombro de Juan señalando a la cámara, joven, apuesto, sabiéndose objeto de todas las miradas, con su perfecto traje de raya diplomática gris, conjuntado con camisa blanca y corbata marino. Cuantas vueltas me hizo dar por el centro comercial hasta que encontró lo que le gustaba. Y cuantas vueltas dio alrededor de la cama de su amigo. Y detrás de ellos Pedro con su cabeza rapada al cero, su sonrisa de mafioso y sus dulces ojos ocultos tras unas gafas de sol amarillas. Toda una hazaña para mi conseguir que se colocara un traje que no contrastase terriblemente con sus piercings y tatuajes. Toda máscara cae cuando la tristeza te embarga y de hombre duro pasas a ser niño desconsolado. Xavi alza la mano para ponerle un comentario a esta foto, melena engominada hacia atrás, traje y camisa negra con corbata de raso blanco, el look ideal para hacer notar su presencia. Y que pequeño se vuelve uno cuando el destino te quita a un ser querido con el que lo has compartido todo desde la niñez. Y en la esquina derecha el último pero el primero que se ha ido. Su pose desgarbada, la americana en la mano, el pelo desmarañado, su complexión delgada, decían de él que era puro nervio. Pero también era la alegría, el desenfado, el buen humor. Su sonrisa estaba en su boca pero también en su picara mirada marrón. Varias tardes pase a su lado para confeccionar este álbum mi regalo de boda para mi marido, sus amigos. Nadie me advirtió de que cada vez que mirase estas fotos no solo recordaría el día de mi boda sino lo mucho que hecho de menos a este amigo. Lucho hasta el final, hasta que su cuerpo no pudo seguir y aun así siguió luchando. Solo uno más pero al rompecabezas le falta la pieza final. Ninguno de ellos pensaba en ese momento que cuatro años más tarde no podrían volver a repetir esta imagen.
Amparo16 de diciembre de 2007

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