Te advierto.
Que no me endulce la más dulce de tus mieles.
No me alague el más fino de los labios.
No me intuyas entre burbujas y aguardiente.
No me pintes como el más bonito de los cuadros.
No me ofrezcas el más corto de los tragos.
No me muestres esa mueca indiferente.
No te atrevas a desafiarme frente a frente.
No quieras adivinar mi tacto con tu tacto.
Te atreves.
Y en el divertimento de mi trago con tu trago me desarmo.
Me enrojezco.
Me desangro.
Me haces fuerte.
Sin beberlo.
Te adormeces.
Purasangre y sin jinete.
Y mis garras no devienen.
Se oscurecen.
Se desganan.
Sin tu vientre.
Tu silencio me habla desbocado.
Mis adentros se aturullan.
Ya calada.
Con mi aliento cabalgando.
Y tu dulce no empalaga.
En la retaguardia me embeleso.
No tropiezo besos,
sólo huesos.
Te envuelve una bella y terca coraza.
Te desentiendo de ella y te acobardas.
Posición de caza ya en alza.
De momento,uno a cero.
Un suspiro y te engalanas.
Abres alas.
Alzas el vuelo.
Magistral donde los haya.
Un relámpago en mis entrañas.
Agotas el poco aire que me resta.
Resucito en una milésima de bocanada.
Frenético el ruido del despertar del alma.
Y el tierno cantar cuando me clavas y desclavas.
La luna atónita nos lanza la más fugaz de las estrellas.
Verano sedientos por tantas noches a duermevela.
Ya llegó la primavera.
Y te advierto.
Que no.
Que no me enredes en las tardes de acuarelas y pinceles.
Cuarenta años de aranceles son difíciles de alimentar.
Veinte años, tú los tienes, corre y vete.
Cómete el mar.
En la estación que la sangre altera escoge el camino de tu libertad,
que yo no evado a mis cadenas,
amarradas cada una de mis venas
al tiempo que una vez dejé atrás.
Corre y vete,
que ya no tienes
al cuadro más difícil de pintar.
