Desde que te marchaste llevo en el pecho una pena negra que no se aleja, que me atormenta. En la noche tu imagen se me aparece y aún puedo ver y sentir el dolor que me partió el alma por tu partida.
¿Dónde estarás? Ojalá tuviera un lugar al que acudir para llorarte mas no lo tengo y es en la cama, abrazada a mi almohada, donde mis lágrimas encuentran reposo.
Cuando recuerdo nuestros momentos juntos, tanto los buenos como los malos, una sonrisa me asoma a los labios, pero inevitablemente la pena vuelve a embargarme porque cuando miro a mi alrededor no te encuentro.
En la calle, creo verte en los ojos de los demás que se te parecen, pero tú eras único y mío y te perdí.
Dicen que el tiempo lo cura todo........no es cierto, la herida en mi pecho aún llora y no encuentra consuelo.
No te olvidaré nunca e impreso en mi alma se quedará por siempre tu recuerdo.
Te quiero y te querré por siempre, pequeñajo mío.
Ángela:
Amiga perspicaz, que alegria más grande me ha dado tu presencia. Así como dice tu carta, tú has dejado un gran vacío en la página con tu partida.
Ojalá te vuelvas a aparecer una vez más o miles más.
Sé que tu amigocho te estara viendo desde donde esta y te cubrirá con sus alas.
Un gusto volverte a leer.
Serge.