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El Más Noble. un Cuento Sobre un ángel Triste.

Cuanto ha daría la humanidad por darse cuenta que no esta solo en la inmesiad y frialdad del espacio. La raza humana se uniría bajo un mismo yugo para saludos con grata mano a los que pudieran ser como ellos, o inclusive, agachar su cabeza a quienes pudieran ser superiores. En un hermoso despliege de humildad que brota del corazón de un planeta y no de una persona, coincidiendo en una especial hacía el camino de una buena senda, llena de vallas de delicioso sabor y flores de un aroma perfumante que embriaga el alma.
A todos les gustaría saber que existe más allá, o si hay una vida tras la muerte, incluso que sucede en el último rincón del universo que se expande infinitamente. Pero nuestros ojos no fueron bendecidos para verle, al menos no mientras aun fueran de carne. Las mordidas de gusano que cruelmente arrancan los colores de aquellos bellos critales que nos daban acceso al mundo son la clave para verle. Para verlos a todos, y darnos cuenta de que algo existe más allá de un planeta infestado en dulce perfume de traición.

A ella no le agradaba para nada tener que ir a la escuela, ni tampoco tenía la más mínima intención de tomar clases extra en cuanto acabará la preparatoria. La vida estaba solucionada con una cara bonita y un cuerpo de muerte. No necesitaba más que sonreir para que todo cuanto deseaba apareciera frente a sus pies, luego tomar y responder con otra aun más grande sonrisa para destruir al que había puesto el tributo a su belleza de marfil con la aprovación de Da Vinci, con la supervisón de Miguel Ángel y bien financiado por Yahvé.
Pero ese día fue diferente para la chica que era hermosa por naturaleza. Pues mientras abordaba sus sueños perfectos, como sus penetrantes ojos aguamarina y sus mechones crespo rubio, la muerte susurró a su oido que sería el final de sus días. Y su aliento degolló con suavidad para darle un murmuró de rosas ilusorias que comprara su silencio. Ya no necesitaba que su corazón latiera, no volvería jamás a latir, ni sus aguamarina a brillar, ni su crespo y rubio cabello a robotar en su andar.

Y se halló frente a uno de los lugares más bellamente construidos que pudo imaginar. Un paraje de proporciones de arquitecto y cuidado de la severa madre. Un lugar de nubes y caminos sin fin llevando a puertas de luz brillante que apenas se veían con la fría bruma que emanaba de todas partes. Ya nisiquiera vestía su cara ropa, ni sus joyas que había obtenido al precio de una sonrisa. Ahora era humilde tomando una toga blanca hasta sus rodillas y que caia por sus hombros por lo grande que era.

Ahora ya no soñaba con un día vivir rodeada de cosas de lujo, ni soñaba con tener un hermoso modelo de su lado que complaciera cada capricho que ordenara una reina con corona auto impuesta. Las coronas, si no son de cardos, destruyen a las personas. Pobre chica abandonada en un mar de perdición que confunde su cabeza en mil lazos, donde ninguna voz, ni la suya, es capaz de resonar. O siquiera oirse. Es un lugar de silencio que no existe para otra cosa sino caminar más y más. Y la chica rubia captó el asunto rápido cuando se propusó llegar a una de las puertas que se veía a lo lejos.

El caminar resonó como una campanilla en una sala de ecos perpetuos, pero con suavidad y la frescura que debería tener una pisada tan pequeña. Para ese momento aquella puerta de luz se había hecho más grande, y la silueta de otra persona más alta, parecía ser un hombre que lucia estar alado de ella, esperando. Extendió la mano aquel hombre cuando sus pies ya estaba apunto de estallar, con el aliento partido rogando por agua. Para ese entonces su nariz pudo oler como de ese hombre cuyo rostro no dejaba ver la luz intensa desprendía un olor hermoso jamás antes experimentado. Era como en sentir del calido viento de otoño a la vez que se entremezclaba con lilias de montaña. Un suave suspiro de música danzante en su mente que cada vez se hundía más en una espiral de locura interna y bellos delirios amenazantes.
La vida es algo que se marca desde el inicio en la frente del bebé. La vida siempre ha determinado por donde daremos los pasos que guían cada respirar que hagamos y cada sueño que se rompa. La vida desde el inicio es un viaje hacía la muerte que espera con una cálida sonrisa tu llegar para cobijar tus heridas.

-Ven a mi. Que Él me ha mandado para ser una heraldo de tus sentires, y llevar tu antigua escencia a donde debe estar. Aprecia cada detalle multicolor de un paraje de reflexiones infinitas que carecen de materia y amor. Adora como la vida que tuviste se consumirá poco a poco en dulces sarzas de bellos y jugosos frutos, cada uno con un veneno más exquisito que el anterior.

Dijo ese hombre mientras la tomaba de su mano con suavidad, se sentía como el calor del sol de verano, y sus ojos se inundaron de luz cuando atravezaron aquella puerta. Por un segundo su mente se iluminó de la idea que era guiada de la mano de un bello ángel, y que el cielo que tanto quería conocer ese ese lugar. Pero se quemarón sus iluciones cuando vio ante sus ojos tres esferas rodando en una sinfonia de perfección andante. Una tras de otra, creando un ciclo infinito de concepciones universales, en el rodaje de la vida misma que existe desde el inicio de todo, el origen.

-Te llevaré a donde perteneces. El lugar que tus ojos, ahora sin brillo, se han ganado con todas las de la ley. Levanta ese pie para ir donde el paraje de luz y niebla esta esperando. Un eterno descanzo para la más superficial de las musas.

Y le llevó con la delicadeza que se carga a un recién nacido. Rodeandola de perfumes hermosos que brotaban a montañas de color, uno tras de otro, congelando sus cabellos rubios que se ponian opacos y carentes de vida. Sucumbiendo ante el ardor del olvido. Y pasaron junto a la primera esfera, no más grande que un balón de basquetball. De un suave brillo enternecedor. -Ese lugar Forgive Grove. Un lugar donde la gente que olvidaba a sus seres amados pasa toda la eternidad buscando sus sueños y esperanzas, sin salir ni poder ver el sol. Un lugar donde uno se olvida del otro y no existe más que la idea de poder encontrar algo que jamás obtendrán.

La rubia miró de reojo como es que dentro de la esfera existia un hermoso bosque brumoso. Tan bello y delicado que le parecía un lugar de cuento de hadas. Quizá en algún momento le hubiese gustado vivir allí. Pero el hombre seguía caminando con suavidad, y ella era una hoia a la deriva de su mano tan suave.

-Esta es la segunda esfera. Se llama River of Tears. Un río infinito de aguas heladas que arrastra los corazones de la gente que algún día destrozo los sueños y esperanzas de sus semejantes. Este es tu lugar, aquí te quedarás para siempre expiando los pecados que cometiste. Por siempre cada uno de tus días, tu blanca piel se volverá de un color suave con el eterno helar de las aguas. Y cuando te hallas congelado en alma y corazón verás como el hielo se va y el ciclo empezará de nueva cuenta en un rol eterno del que jamás podrás salir.

Fué una tajada en su respirar cuando escuchó su destino. Esto era la muerte después de todo, esto era lo que esperaba a su joven cuerpo al final de una vida de placeres y engaños. Resignó su mirar mientras el joven le invitaba a pasar hacía el frente, y aun así no podía ver su cara. En lugar de su rostro solo había una luz intensa saliendo de su alrededor.

-Pero. Existe otra esfera.
Dijo el chico mientras señalaba la última. -Es un mundo distinto a estos dos que has visto. Solo se llega a el através de el Bolevard de los Sueños Rotos. Es un mundo completamente de bruma eterna para concretarse en una melancolia eterna. En si mismo, es un melancolico lugar donde nunca nadie sonrie. De bruma eterna donde la gente esta cabizbaja por siempre enmedio de una niebla fría. Nunca nadie habla allí. Todos en ese lugar estan sometidos a la unica regla de la tristeza eterna. Se llama Sadland, y es para los que han sido buenos en la vida pero personas de amargo corazón.

El chico tomó a la rubia en brazos con muy delicadeza. Suspiró palabras incomprensibles en su oido antes de ponerla justo arriba de la esfera de River of Tears.

-¿Cómo te llamas?.
Dijo ella mientras su cuerpo comenzaba a ser succionado hacía la esfera, en forma de hilos brillantes. Sus ojos estaban apagados y perdidos pero podía aun enfocarlos en el muchacho. Pero el se quedó en silencio mientras ella poco a poco era arrastrada al final de su existencia.

-La gente... me llama de muchas formas. He tenido un sin fin de nombres, Izra'il, Arthur Harrington, Muerte, El gran rector, El del libro. Tantos como cada estrella en el cielo de tu mundo. Pero mi nombre original, ahora que te vas y has preguntado no es otro que Azrael.

Y dió la espalda mientras sus ojos aguamarina le llamaban en silencio. Quería estar con el, ir con el.
-Azrael...
Murmuró mientras su vida colapasaba sobre la esfera. Callendo a un mundo donde pasaría todo el resto de la eternidad. Un mundo de inifitas lágrimas. Día tras día. Y Azrael caminó hacía un camino olvidado por todos. El ángel más noble de Yahvé retomó su andar hacía su gris trabajo.
Anistondash13 de julio de 2012

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