Horas distantes.
Súmale a mi soledad los rencores y el cansancio de esperarte, porque para volver a verte, no he pegado ojos en las paredes, sólo insomnio con cada golpe de la puerta.
Pienso en olvidarte, pero es ajeno el pensamiento a lo que el corazón quiere, a veces, desnudo me entrego a la luna que cuelga detrás de la ventana, y me elevo de puntillas a besar las estrellas que te ven, y que han pactado conmigo la prohibición a los amores fugaces.
Súmale al desconsuelo la desesperación de volver a encontrarte, y sabrás, que soy un cadáver andante, que deambula bajo la penumbra de tu recuerdo que va y viene; le suma velos de lutos al amor, y de mis restos habrá un funeral en mi alma.