Tic, tac, suena mi corazón
viviendo el dolor en el olvido,
latiendo breve y sin compasión,
viendo las horas del reloj,
caer, hacia una nueva luz.
Su destello crece y a la vez
mis ojos se nublan
andando hacia el final del océano,
estos se dispersan como lágrimas
al caer sobre una flor,
se convierten en una visión,
el mar, el cielo, y la tercera,
tu!