Brazos y Palabras (i)
Pasé por la plaza y encontré a un forastero sin brazos, que decía:
- ¡Tengo nobles palabras para expresar lo que siento, mas no manos para escribir mis proezas!
Enojado y confuso le dije:
- ¡Ay de vuestra merced que brazos no posee! Pues a pesar de que palabras falta me hacen, manos tengo para acariciar es tímido cuerpo de mi amada.