Aunque tu sangre no sea la mía
y ahora te escapes ya de mi vida,
quiero que sepas que en mi
corazón tendrás siempre tu sitio
y que hoy tu dolor es el mío.
En ocasiones no es necesario
para sentir como a un hijo
el haberle parido
y hoy necesito decirte
cuanto te agradezco
tu presencia y tus desvelos
y cuanto a ella la has querido,
cuanto, todavía, la quieres.
Quiera Dios premiar tu bondad
y lleve de nuevo tu alma
al remanso de paz
que sin duda mereces
por ser, a pesar de
tu juventud, un hombre
cabal, generoso y veraz.
A veces los lazos no son de sangre, sino de amor y sentimientos, y no solo son hijos los que se paren. Eso me pasa a mi con este chico que hasta ayer ha formado parte de mi familia y cuyo dolor ahora es el mío.
Gracias por tu presencia y comentarios. Saludos cordiales
Sabes amiga, yo creo que lo que nos une como personas no es la sangre sino el amor, y ese amor se da sin reparo en detalles de casta y parentesco. un poema hermoso y mis respetos y mejores deseos para este chico, que mi Padre le otorgue pronto su recuperación. Saludos!!!
Yo siempre le llevaré en mi corazón como una importante parte de mi vida y ojala que le vaya muy bien y encuentre la felicidad porque la merece y mucho.
Que hermosa inspiracion amiga, cada vez que te visito se agudiza mas el deseo de conocerte, imagino unas larrrgas conversaciones cargadas de basto conocimiento, un gusto visitarte.
Besos y abrazos sinceros.
Igual te llevarías una decepción, Karla. Lo que si es verdad es que mis sentimientos son los que aqui reflejo; no se me da bien la simulación y soy demasiado transparente, me temo. ¿Y quién sabe si un día no podemos tener una larga charla merendando juntas? Un beso