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La Real Orden de Las Perdularias 34

Antes de irme a la cama llam a Sara Patricia, quera saber cmo estaba Luisa Fernanda. Por Dios, qu nombres tan complicados tenamos todas. Supongo que a la condicin de hermana perdularia es inherente no tener un nombre normal. No me contestaba, as que me fui a la cama, y cuando ya haba apagado la luz, son mi mvil. Dud si contestar, pero pens que quiz fuese Irina, y descolgu. Era mi amiga, que haba visto mi llamada. Me cont que Luisa Fernanda se haba quedado relativamente tranquila despus de tomarse una tila y de llorar hasta caer rendida. Haban llamado a su hermana mayor, Eulalia, a quien yo apenas conoca, aunque las dos veces escasas que la vi me dio la sensacin de ser una mujer valiente y decidida. Quiz ahora le sentase mejor tener a alguien de su familia que a sus amigas, porque nosotras habamos sido testigos directos de su humillacin. Habra que dejar reposar un poco el dolor, como se deja el arroz cinco minutos cuando se acaba de hacer; y luego sera la hora de actuar y de enjuagar sus lgrimas. Not que adems de darme las noticias de la doliente engaada, quera contarme algo ms, y la inst a que lo hiciese, porque no tena toda la noche.
-Acabo de sacar al perro.
-A estas horas?
Pero entonces ca en la cuenta de que habra ido en amor y compaa.
-Y cmo est el Novio de la Muerte?
-Cretina, no te atrevas a llamarle as-me amenaz.
-Vale, cmo est Manolo?
-Es que tampoco me suena bien
-Pues decdete ya de una vez, pesada, que no tengo yo la culpa que el legionario tenga un nombre vulgar. Os habis acostado ya?
-Pero si le acabo de conocer-me contest hacindose la digna.
-Ya. Como si eso fuese un obstculo para ti. Cul es el problema? Huele mal, no tiene modales?
-No me lo ha pedido-casi solloz. Y sent de repente una tremenda ternura por ella, que deba de estar desconcertada, porque estaba acostumbrada a quitarse de encima a los hombres como moscas.
- A ver, deja de imaginarte cosas, que te conozco.
-Quiz es que me estoy haciendo vieja. Nos conocemos desde hace ms de una semana, nos vemos todas las noches, caminamos juntos ms de una hora; tengo al pobre perro al borde del infartoy tan slo, la noche pasada, me pidi permiso para besarme cuando me dejaba en el portal de mi casa. Y yo que estaba ensayando como decirle que subiese a tomar una copame qued con un palmo de narices cuando despus del beso me acarici la cara y se fue. No le entiendo, me habla de cosas tan extraas
-Cmo qu?
-Pues que se encuentra solo, que necesita sentar la cabeza, que le pesan las cosas que ha visto en su trabajo, que disfruta mucho hablando conmigo. Crees que es gay?
Me ech a rer, no pude evitarlo.
-Lo que creo es que en casa del herrero, cuchara de palo.
-No me hables con refranes ni metfora. Qu demonios me quieres decir?
-Que eres una idiota, y no s en qu tmbola te han dado a ti el ttulo de licenciada en Psicologa. Ese hombre tiene unos profundos valores, y me da la sensacin de que le has gustado y quiere contigo una relacin seria y no un simple revolcn.
-Qu mala persona eresCmo me puedes decir esas cosas?
Cuando ya estaba casi a punto de quedarme dormida pens en cmo nos complicamos la vida las mujeres; siempre analizndolo todo, preocupndonos por los detalles ms nimios A veces no poda menos de envidiar la simpleza del macho.
Mi hija lleg poco despus de la media tarde. Haca al menos cuatro meses que no nos veamos, y como siempre, me sorprendi darme cuenta una vez ms de que la nia que haba acunado en mis brazos ya no exista, y en su lugar haba dejado a una mujer hermosa y segura de si misma. La mir bien despus de que nos abrazamos y se separ un poco de m. Ah estaban, todava escondidos, los rasgos infantiles; aquella pequea cicatriz en la sien en forma de media luna, que se haba hecho cuando apenas era un beb y por la que yo casi me muero del disgusto; y un leve rastro de dulzura de nia en sus ojos verdes, del mismo color que los de su padre y su hermano. Pero eso era todo; ahora esta joven ya no me contaba sus sueos, como cuando era pequea, ni pensaba que yo fuese un hada mgica con solucin para todo; sino que me juzgaba ms a menudo de lo que yo hubiese querido. Mir tambin a Ivn, su novio. Me gustaba este muchacho, su sonrisa era franca y abierta, aunque fuese muy parco en palabras. Sobre todo, adoraba a mi hija, y eso a mi me bastaba.
Ivn me dijo que quera darse una ducha y dormir un rato antes de la cena. Haba conducido l todo el tiempo y al parecer estaba cansado; aunque sospecho que tambin era una excusa para dejarnos a solas un rato y que pudisemos hablar. Irina me acompa a la cocina y seguimos hablando mientras yo haca caf.
-Has hablado con Lucas antes de salir? Yo le he llamado unas cuantas veces al mvil pero siempre salta el contestador.
Por ms que ya saba que mi hijo slo hablaba cuando a l le apeteca, no poda evitar preocuparme. Irina se encogi de hombros antes de contestarme.
-Ya sabes como es, Mam. Por qu no le dejas en paz? No le agobies, ya no es un nio.
-No saba que resultase un agobio llamar una vez por semana al menos a su madre. S que el lunes pasado tena cita con el mdico y ni siquiera me ha dicho cmo le encontr o cuales fueron los resultados de las pruebas.
-Ya est curado, Mam. Se acab.
-Si, en cierto modo tienes razn, pero si le hacen anlisis cada tres meses por algo ser.
-Eres muy pesada, Sabes?
Advert un tono de resquemor en su voz. Desde que mis hijos entraron en la adolescencia me resultaba familiar que me endilgasen el calificativo de pesada simplemente por recomendarles que se abrigasen; pero nunca haba odo a mi hija hablarme con tanto reproche.
-Qu pasa Irina? Qu te he hecho para que me hables de ese modo?
-No empieces con tus dramas. De qu modo?
-Pues como si estuvieses permanentemente enfadada conmigo. Todava no me has perdonado que haya dejado a tu padre?
-Bah, no digas bobadas-y me hizo un gesto de desprecio con la mano, como si estuviese espantando moscas. Pap est mucho mejor desde que te marchaste. Sabes que tiene novia?
Me lo solt con un ligero toque de crueldad, como esperando ver un atisbo de dolor en mis ojos. Pero la verdad es que me alegraba por l y no tuve que hacer esfuerzos ni fingir delante de mi hija.
-No, no lo saba; pero me alegro mucho. Siempre le he deseado a vuestro padre que sea muy feliz. Entonces-retom mi intento de acercarme a ella-si no es por eso, qu tienes en mi contra?
Me mir directamente a los ojos, con algo rayano en el desprecio, aunque tambin advert un sentimiento de enfado que, o no la conoca en absoluto, o estaba muy relacionado con la necesidad de cario.
-Mam, creo que nunca me has querido. Como soy tan parecida a Papser por eso por lo que me odias.
-Por Dios Irina-me lament, iniciando un amago de abrazo que detuve al ver que ella se apartaba. Cmo eres capaz de decir esas barbaridades? Claro que os quiero, a Lucas y a ti. Sois lo mejor que tengo.
Se levant de la silla con tal mpetu que la derrib. Echaba fuego por los ojos.
-Lo ves? Te das cuenta? me acus, aunque yo no supiese bien de que. Te estoy hablando de mis sentimientos y t me contestas hablando en plural. Para ti siempre ha estado primero Lucas, siempre antes que yo. Lucas el de las buenas notas, el que se parece tanto a ti, tu cmplice cuando ramos pequeos y l todo lo hacia bien. Siempre lo supe, que le preferas a l. Pero con su enfermedad ya me qued del todo claro. Si de ti hubiese dependido, preferiras que yo fuese la enferma.
Cada palabra de mi hija era como un dardo que se clavaba en mi corazn. Tan mal lo haba hecho como madre para que tuviese este resentimiento? Tal vez la enfermedad de Lucas hizo que me volcase demasiado en l y me olvidase de que tambin Irina lo estaba pasando mal. Ojal supiese qu hacer ahora y como arreglar esta situacin.

Beth10 de julio de 2012

10 Comentarios

  • Elmalevolico

    ayayayyayayayyayaa mira que me he estado guardando de leer la novela porque siempre me quedo con ganas de más y es mucho mejor tener varios capitulos a la mano, pero como siempre me dejas picado y en ascuas jejeje.

    El novio de la muerte... jajajajjaa

    No te creas amiga, los hombres somos muy parecidos a las mujeres, sólo que en algunas cosas somos más cobardes de aceptar, y en otras ustedes son incapaces de admitir jejeje

    Sabes cuanto me gusta leerte, no dejaría pasar ningún capitulo de esta historia querida amiga, te mando un enorme abrazo y un beso. Saludos!!!

    10/07/12 06:07

  • Beth

    Querido David; debo de ser tremendamente egocéntrica, porque a mi me encanta que me leas. Te mando un abrazo enorme

    10/07/12 02:07

  • Creatividad

    Eres sencillamente increible describiendo las escenas. El encuentro con su hija, el lamento de de ese amago de abrazo, en fin. Me encanta este libro ya lo sabes. Repito que debes publicarlo...Besos.

    10/07/12 06:07

  • Nereael

    Buffff, vaya encontronazo que ha tenido Guiomar con su hija, aunque es un sentimiento bastante habitual entre madres e hijos, competir por el amor, como si éste no fuera infinito para abarcar a todos los hijos.
    Y lo del novio de la muerte, brutal, lo va a tener difícil Sara Patricia.
    Muy bueno, Beth, cómo me gustan estas perdularias.
    Un beso.

    10/07/12 06:07

  • Beth

    Gracias Creatividad; tus comentarios siempre son una ayuda para continuar escribiendo. Un abrazo enorme a través del Atlántico

    10/07/12 06:07

  • Beth

    Los hijos, querida Nerea, al menos hasta que también somos padres, solemos ser muy egoístas. El amor no tiene límite y a cuantas más personas quieres, más amor cabe. Pero...también es verdad que a veces cuando uno de los hijos se enferma, tendemos a olvidar al sano.

    Un beso, querida amiga

    10/07/12 06:07

  • Asun

    Bueno las madres somos también personas, y como en mi cuento de las hadas, no podemos ser perfectas siempre. Y hay prioridades, tu hijo te necesitó mucho en ese momento y ya está. Su hermana lo comprende, seguro, de hecho sin saberlo conscientemente te tendrá como ejemplo a seguir. Hablo del relato, pero también de la realidad.
    Los nombrecitos si que son muy noveleros, y a la vez reales. Mi hija tiene una amiga Guiomar, es de León.
    Sigo enganchada, aunque vaya con algún retraso en la lectura.
    Besos.

    14/07/12 10:07

  • Beth

    Bueno, Asun, eso espero al menos, que entienda, tanto Irina como Andrea, que es mi hija de verdad.

    Ay, es que ese nombre, Guiomar, me encanta. Y como ya no tengo a nadie de carne y hueso a quien bautizar...pues a mis personajes.

    Un beso

    14/07/12 11:07

  • Asun

    Buenos no desesperes con bautizo o sin él, tus hijos pueden darte, quizá ese gusto.
    Besos preciosa, por cierto hablando de nombres, muy elocuente lo de Iría, y Flavia.
    ya se ve que eres bien gallega.

    14/07/12 12:07

  • Beth

    Si, con reminiscencias canarias, pero gallega al fin y al cabo.

    14/07/12 12:07

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