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Cena de Gala

Dedicada a mi compañera Mejorana, que al parecer, por alguna extraña razón que desconozco, le hacen gracia mis historietas...con lo seria que yo soy caramba.


Querida amiga:

Te escribo esta porque se que te interesa las incidencias de mi pequeña vida gris-monótona, un color muy apañado.

Puesto que quieres saber te lo cuento María Engracia:

La noche del pasado sábado fui a una fiesta de gala. La invitación rezaba:

Se ruega que los señores asistentes vistan de smoking, abstenerse los abstemios mal humorados, solo admisible los de buen carácter y las señoras de largo. No especificaba la esquela que parte queria que llevaramos más abajo de la rodilla. Si es el careto no hay problema que motivos hay: La carestía de la vida, el precio del calabacín que ha vuelto a subir, el marido que me llega a las tantas...en fin, ya saben

Con lo del largo no hay problema, mis piernas dan la medida, las dos y con tacones más, que tu sabes que a mi un tacón Mary Puri me pierde y a los que me miran cuando estoy subida en ellos. Contemplo a los de abajo desde el cielo. Hay veces que solo veo hormigas, otras violetas en el desierto y con suerte un guerrero con lanza guardándome las espaldas que hay muchos fisioterapeuta suelto loquito por masajearla. La mejor de las visiones un guada espalda armado, mejor que un angel consejero que este al mínimo peligro se las pira.

Cómprate algo bonito que quiero verte guapa -dijo mi marido. Y eso que el sabia que yo a esas cosas de celebraciones del cincuentanario del desaste de Anual, arriba la legión y españa grande y una no me ponen, pero bueno... que sabes que yo por ti lo que quieras que para eso eres mi marido aunque tengas ciento siete años más que yo, pero eso yo ya lo sabia cuando me casé contigo, lo de las diferencias nuestras.

Así que me lo compré María Engracia. Un vestido negro con la mangas hasta los codos. Muy monjil por delante, una línea recta y negra a la altura de las clavículas ( suena mejor clavicornio, lo sé, y unicornio azul, pero llevar las cosas hermosas encima solo porque suenen bien es una pesada carga). Se lo enseñé a mi marido que me dijo ¡Muy bonito! que es lo mismito que dice cuando le leo un poema malo bueno o hasta regular. Entonces me di la vuelta y se escandalizó. El escote era infinito, parándose la uve de seda negra justo por debajo de los dos hoyuelos que tengo al terminar la espalda, igual que los que están al lado de la sonrisa grande que solo pongo con el guerrero portador de lanza el que vela mi sueño y mi despertar. Dice mi marido que le recuerdo a Mireille D, arc o como se escriba, como soy más joven que él, una eternidad, lo tuve que mirar en internet y, si, cavernícola del celuloide la tal Mirelle, colocado el pelo rubio en casco circular sobre su cabeza, una santa aureada oxigenada y no se parecía nada a mi, hay que ver lo que se equivoca la memoria histórica, lo clásico nunca muere dicen, ni siquiera en los bordes de las carreteras pero esa es otra historia que no tiene que ver nada con esta. Efectivamente, tal como preconizó el memorión casado conmigo, en una peli sacó un vestidito negro igual que el que tenia puesto con la etiqueta aún colgando de él y ¡ay señor!que precio no se yo si...

¿Qué? ¿Me lo quedo o no? - Te pondrás algo encima ¿no? Si cariño, a tí, cuando volvamos de la fiesta. Y claro, lo convencí. No hay nada como un buen argumento.

Único adorno un collar de perlas artificiales con la parte larga en cascada blanca a la espalda para disimular la desnudez o para acentuarla, eso que lo diga mi marido que no paraba de taparme con el chal de claveles reventones que me prestó mi madre. ¿Y por qué no te dejas tu pelo suelto? - Porque no pega con el escote trasero cielo.

Así que no fuimos a la dichosa cena ¡ maldita las ganas de ver a momias repartiendo medallitas de no se que bien que guerras del peloponeso!

Empezó el infierno. En las distancias cortas pierdo mucho porque soy muy saboría, no abria la boca nada más que para preguntar cada media hora ¿Qué hora es? Por si acaso era la hora de pirarse, la mejor de todas. Así que aguanté los interminables platos de no se bien que artificios sabor formica montado en evasé sobre hojaldre de plástico furtivo. Algo muy vaporoso y volátil de substancias imposibles de definir. Completaba la disgestiòn una señora enfrente con un postizo afirmativo, a cada asentimiento de su cabeza el elevado moño corría el peligro de embarrancar hacia el último plato ¡por fin menos mal! De la interminable cena de gala. La positiva decía que si , que si, si, si si mientras las horquillas de su empecinado moño decoraba el flan, porque aquello era un flan dijera lo que dijera su título francaise, souflée a las finas horquillas.

El señor de mi izquierda muy entregao. Entre las rejas de sus distanciados dientes ceceantes, solo faltaba las macetas de claveles para completar la rejil ventana de su boca despoblada. Y me decía ¡Ay que ver tu marío la suerte que tiene! Con acento andalú, y ¡Olé por tu marío! prolongando las ies y las salivas¡Peasso gitana! Faltaba un rejoneador, el traje de luces y un torito bravo.

Y al otro lado ni les cuento, un señor que solo miraba y miraba a la concurrencia tiesamente detrás del bigotillo rancio y la corbara roja y gualda.

Yo me quiero ir ya te lo digo. Espera cielo que ahora no podemos. Pues como pongan la de los pajaritos me pillo un taxi y me largo que ya estoy de los nervios. En eso momento el silencioso del bigote, el presidente de no se que bien que asuntos de la imposición de medallas conmemorativas de las guerras púnicas le pide a mi marido que si le permite bailar con su esposa, como si yo no fuera parte activa ni tuviera voz propia ni ná de ná, el pasmo no me dejó reaccionar y me dejé llevar hacia el centro de la pista con el tuntakamón facha quien poniendo su impoluto pañuelo blanco entre su mano y la mia me agarró con respeto y con ¡Qué seriedad! ¡Qué empaque! Su carita rancia oliendo a baron dandy y a muela cariada que asco señor. Se echó el caduco nostágico un pasodoble conmigo que yo que no se bailar ni la conga de maruja y le seguí como pude, toda tiesa detrás del “Viva españa” con su cara pegada a mi mejilla y el culo dos kilometros más atrás. En la espalda vertiginosa solo el dedo gordo rozándo la piel, lo demás al aire. Caballero de la Legión decía el emblema de su solapa. Todo el mundo aplaudió y me devolvió solemnemente a los brazos de mi marido.

Con el colmillo afilado le dije a mi martido: ¡O nos vamos o me voy! Y claro que nos fuimos porque ya conoce el la cara que se me pone cuando se me pone la cara. Nos la pasamos todo el camino de vuelta discutiendo y cuando llegamos a casa me dí una ducha para soltarme de la piel el “viva España y Olé”.

Después, cuando me desclavé del cuerpo las banderitas y la musiquilla del cara al sol con la camisa nueva, me puse el pijama de franela, uno que abriga tanto como las palabras benditas de alguien que te quiere, como las intenciones que pongo de que no estés triste y por eso te escribo esto que te lo noto en...te lo noto, para que sonrias con la boquita de lado o con la boca abierta, para que sonrias o rias con la historia hilarante que pongo en tu ojos para que sonrias, para que sonrias...











Briseida17 de febrero de 2008

7 Comentarios

  • Briseida

    Estoy viendo tu sombrilla mejorana, te veo tu carita preciosa, siempre cerquirta mia. te veo amiga.

    17/02/08 12:02

  • Aquiles

    que historia mas bonita. y si, da mucha risa¡

    17/02/08 11:02

  • Briseida

    También es un poquito triste... aunque no se note.

    17/02/08 12:02

  • Mejorana

    Lo sé todo Briseida, lo sé todo. Porque yo estaba también allí. Fuí con un amigo antiguo de la falanje _No es que fuera un antiguo amigo, no, era un amigo antiguo, o sea, que el antiguo era él, no yo_ pues como te iba diciendo, te ví y te reconocí. No es que te conozca físicamente, pero conozco tus palabras tus giros y tus expresiones, tu forma de pensar y de sentir...total, que te ví, y te obsevé con el rabillo del ojo para que no te dieras cuenta, y te ví soplar de aburrimiento, y decirle algo a tu marido y salir pitando.
    Ya me reí entonces al verte y obsevarte, imagínate ahora al leer lo que me cuentas con tanto cariño.
    La proxima vez que haya un encuentro caralsol, seguro que nos llamamos por teléfono y nos divertimos juntas.
    Un beso muy gordo

    17/02/08 01:02

  • Briseida

    La última vez que haya un encuentro cara al sol que se queden los caducos con el que más calienta, tu y yo, amiga, nos largamos a donde tu quieras. Me pido cara...a la luna.

    17/02/08 05:02

  • Mejorana

    Me olvidé darte las gracias por dedicarme tu escrito.
    Cuando haya otro encuentro caralsol, tu y yo nos iremos a Tonambuctú, donde están escondidos todos los sueños. Ya verás.

    17/02/08 07:02

  • Mejorana

    O vamos a ver si siguen creciendo las violetas del desierto

    17/02/08 07:02

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