¿Se acerca ya el fin?
¿Suicidio, única forma de huir?
¿Como dejar huella aquí?
¿Qué sentido el vivir?
¿Las deidades a extinguir?
¿Y si mi mente las desea ahí?
¿La moralidad sólo un comodín?
¿Sólo tecnología, por resumir?
¿Se reduce mi ahnelo a adquirir?
¿Propiedades y títulos de los que presumir?
¿Urdir, mentir, para conseguir?
¿El más rico del cementerio al morir?
¿Empujar al retoño a competir
sin tregua ni cuartel combatir
si en esta selva se quiere sobrevivir?
Un pesamiento que dejar fluir:
Wallace Hartley con su violín
mientras la muerte en cubierta se oía gemir
y no había forma de eludir
su destino de Abel ante Caín
¿de joven migró a senil?
¿pensó en su último momento feliz
y decidió su música compartir
con aquellos que no podían asumir
que en horas su nombre en un boletín
para siempre se iba a escribir?
¿Uno entre muchos en no sucumbir?
¿Sólo alguien entregado a servir?
¿Paz interior esperando al mar engullir
sus anhelos, sus ambiciones, su porvenir?
Cierto que nadie pedimos venir.
Duro muchas veces decidir.
Tras la muerte incierto el devenir.
Mas antes que, de este mundo querer salir
o simplemente al que cada día agredir
quizá buscar nuestro cristal, aun gris,
ayuden a.. no todo admitir ni asentir,
considerando la mesura,¡eso sí!
y conseguir mi segundo fugaz feliz
con el que poder sonreír.
Nos inquietan cuestiones afines sin duda, ademas de escribir muy bien, siempre me obligas a pensar.
Un saludo gentil.