Frente a la tumba de la ilusión
en la ciénaga del corazón
piedra sobre piedra, una catedral
con todo su énfasis vertical
emerge del penúltimo lodazal.
En mente, esbeltas vidrieras
muestran paz hacia occidente
mas acometiendo desde poniente
cubren las huellas baldosas austeras
en la senda de redención pendiente.
Peregrinar imbuido en melancolía
recibiendo en rededor cálida cercanía
de la fuerza, que en el vía crucis particular
muestra el camino hacia la alegría,
que no se ha de confundir con la felicidad.
Al paso suenan solemnes melodías
sin alegre jolgorio ni sonoras algarabías
a cargo de un viejo órgano y un jovial coro,
que se entremezclan con atriales arengas de loro,
y desde el púlpito, medido poemario de mayorías.
Espera nueva cátedra en levante
bajo bóveda soportada en arbotantes
donde se construye y se decide el altar:
sea retablo mayor ornamental
o simbolismo de caballero andante.
Me gusta como hilvanas las palabras como si fueran perlas, que ademas brillan en cada verso.
Este poema en particular me ha inspirado y me ha dejado flotando cerca del limbo.
Tu poema primero lo he sentido... luego, lo leí.
Encantado con leerte.
Un saludo siempre.