No espera el sol tras la ventana...
pero ignorante me miento.
No oigo violines al oído...
mas al silencio no ahuyento.
Río seco de mi ilusión,
de ambición sediento
¡Rompe lazos y cadenas!
¡Inunda el momento!
Envuelta en espinas
ahogo mi lamento
y pese a aumentar la carga
aún puedo con mi sufrimiento.
Azotes de ingratitud
no agrian mi temperamento
pero minan y minan...
un débil crecimiento.
El dolor me recorre entera
sin por ello perder el aliento
y aunque me lleve la vida,
no dejaré de luchar contra el viento.
No dejaré que me escondan
en lugar oscuro y polvoriento
ni que me arrinconen
con ardid sucio y violento
No cejaré en mi empeño
ni someteré mi sentimiento;
y por cada gran traspiés...
me levantaré un ciento.
Pues en lo más profundo de mí,
ansía florecer el talento.
Y en el año que empieza sin duda...
escribiré mi propio cuento.