Siempre bebemos
más cerveza
de la que podemos tragar.
Y no hay manera.
Parece que nunca
se va a terminar de llenar
nuestro dolor.
Pero lo llenamos.
A inconsciencia.
Llega el momento
en que no podemos
ni con una gota más.
No podemos con esa gota,
y aún así,
las ganas de bebernos
el barril entero,
no nos la quita nadie.
La cerveza es libertad,
que reboza en tu dolor,
queriendo salir de él.
Y tus ganas de beberla
te están obligando
a darle pequeños sorbos.
Que van cayendo.
Y tú,
Al final
disfrutas de esos
pequeños sorbos.
Pudiendo disfrutar
el vaso entero.