Davidlg
Hola Danae, yo soy de México y aquí también se sigue la tradición de la semana santa, a veces con demasiado furor. Tu relato me gusto mucho, mucho. Por ahora estos temas son de mi interés, porque curiosamente este una parte del tema principal del libro que estoy escribiendo. No soy un hombre de religión, de hecho; a veces me comporto como un escéptico. Quiero decir, que estoy abordando el tema desde un punto de vista emocional; sólo lo que podemos llegar a entender: nuestros sentimientos y pensamientos. Lo demás de penderá de cada quien. Te dejo un poco de mi trabajo espero que te agrade. Saludos y un abrazo!
El último en llegar fue Judas acompañado de Mateo, cerca del atardecer, cuando todos se preparaban para cenar en la casa de Obed, amigo de la familia de Lázaro. Jesús los recibió sin decir gran cosa, apenas les dio tiempo de saludar a sus compañeros y partieron de la casa de Lázaro.
Judas siempre permanecía un poco rezagado del grupo y esta vez no fue la excepción; sin embargo, el apóstol también se preocupaba por la seguridad del grupo y era difícil que le quitara la vista a Jesús.
Entonces, notó que además de su amigo Lázaro y Pedro que era como su mano derecha, otra persona, una joven mujer, se acercaba con mucha frecuencia y familiaridad a Jesús, y él le correspondía como no lo hacía con los demás.
Judas se acercó a Felipe y le preguntó por la identidad de la muchacha. Entonces Felipe le dijo que se trataba de María, la hermana menor de Lázaro; que Jesús los conocía desde que eran niños y la relación de todos ellos era más de hermanos que de amigos.
A partir de ese momento, Judas no apartó la mirada de María y al llegar a la casa de Obed, procuró sentarse en un lugar donde le pudiera observar sin que fuera notorio su interés. Esa noche Judas estuvo intranquilo; algo en la mirada de María le mantenía intrigado. Por un momento creyó que ya la conocía de algún otro lugar, pero en su memoria no la recordaba.
Jesús se dio cuenta de la curiosidad de Judas; así que al día siguiente lo llamó temprano por la mañana y le presentó a María durante los primeros alimentos. Jesús dijo:
María, quiero presentarte a mi hermano, su nombre es Judas y estaba muy ansioso de conocerte.
Judas se sonrojó por lo que dijo el Maestro y como se puso muy nervioso no supo que contestar, y se quedó callado.
¡Mira nada más, Jesús! Has sanado a muchos leprosos, les devuelves la vista a los ciegos, haces que los inválidos caminen, pero no puedes hacer que tu propio hermano hable dijo María y sonrió Yo creía que conocía a toda tu familia.
Es que él no está enfermo dijo Jesús sólo es un poco tímido, pero rápido se le pasa. Bueno, los dejo para que se conozcan.
Jesús se retiró y un silencio incomodo se presentó entre María y Judas; así que el nervioso discípulo no tuvo más remedio que iniciar la conversación.
Discúlpame si estoy nervioso, no soy un buen conversador, pero
Jesús tenía razón, yo quería conocerte; y es que no sé porque, desde ayer que te vi caminando, tengo la sensación de que ya te conocía y quería saber si era posible que
Lo dudo mucho dijo María casi no salgo de Betania y si por alguna razón nos hubiéramos visto antes, yo lo recordaría; Jesús dice que tengo memoria de escriba.
De nuevo judas se quedó sin decir nada y los segundos se hacían cada vez más incómodos; esta vez fue María la que tuvo que romper el silencio.
Pero eso ya no importa, puesto que ya nos conocemos y tenemos a alguien en común, ¿cierto?
Jesús los volteo a ver desde donde se encontraba platicando con Tadeo. Entonces María quien se había encontrado con la mirada de Jesús, dijo:
¿Es increíble verdad?
Judas no entendió a que se refería y como sólo pensaba en otra cosa pudiera decir, no notó que la mente de María ya no estaba más con él.
03/04/12 10:04