Esa puerta al cerrarse retumbó en el corazón de Santiago como una pesada compuerta que le aislaba de un tumultuoso pasado que se le antojaba esperpéntico por el surrealismo que había adquirido en unos pocos minutos de escuchar al hombre que acababa de marcharse. Ni en sus peores sueños podía nunca haberse imaginado que sabría de Emma ( o como realmente se llamase) de esta manera. Su diosa de piel de marfil, de mirada turquesa como el mar de idílicas costas, se hallaba quién sabe dónde, y él menos que nadie … ¿De qué manera localizarla?¿Cómo encontrarla antes que sus verdugos?
Se levantó dolorido del suelo, y se sentó en una silla que se hallaba justo frente a la puerta, con la mirada perdida pero con la mente intentando con todas sus fuerzas pensar de qué manera podría llegar hasta ella. Bajó la vista un instante, y vio un papel tirado justo donde el visitante había estado relatándole tan asombrosa historia. Se levantó para recogerlo. Estaba doblado en cuatro partes, y tenía escrito un nombre: Desirée Dávalos. Y una dirección debajo: Hotel Archiduque de Austria, Madrid.
Claro … Seguramente ese hombre había intentado localizarla allí, y al no conseguirlo, había acudido a él, sabedor de la relación que ambos habían mantenido en el pasado. ¡Pobre iluso! Si supiera que aún antes de que irrumpiera en su vida ese sujeto, era él mismo quien habría dado lo que fuera para estrecharla entre sus brazos y llevarla en volandas junto a él donde nada ni nadie pudiera nunca más separarles. Bueno, al menos ya sabía cuál era su verdadero nombre … En cuanto al Hotel, le era más que familiar. Allí había tenido lugar algunos de los encuentros más apasionados con ella, y por un momento se deleitó en recordarlos, ajeno a cualquier otro pensamiento y sensación. Mas de pronto, un timbrazo insistentemente largo le despertó de su ensueño …

DanaeSeguir Autor Recomendar Texto Agregar a Favoritos