Hay algo que las separa.
Que divide sus vidas.
En amor y dolor.
No fue predecible decidir que hacer en dicho caso.
Son las virutas del amor desesperado
El que quedó, el que sobrevivió, pero solo,
Sin su dama a la que adorar y enloquecer conjuntamente.
El deseo súbito se evaporo mientras quemaban su cuerpo
Y yo fumando un par de petas mirando al mar que hoy ahora es tu resguardo, tu calma, y tu silencio abandonado.
Me has dejado como las gotas de lluvia dejan las nubes
Me dejaste loca y mentirosa, como antes cuando tú reías
Me dejaste sucia y sin corazón como cuando estabas sosteniendo mis recuerdos.
Me dejaste y es lo único maravilloso que me llevo en la memoria
Tu presencia, y el fugaz recuerdo que en su día amparó mi alma que aún duerme todavía.