Un grito inesperado recorrió mis venas como cavernas, desde el fondo de la mayor oscuridad, y en el silencio más brutal.
Aquel grito, recorrió todos los rincones de mi cráneo, dejando un enorme eco, luego, todo volvió a quedar en soledad.
Camine sigiloso como un fantasma, tome lo primero que encontré en blanco, y comencé a escribir, la magia comenzó; y el tiempo se esfumo.
Nunca se rompió el inmutable silencio alrededor de mi cuerpo, nadie se dio cuenta de absolutamente nada, yo, miraba el mundo, y podía hacerlo invisible.
Regresé, y comencé a repetir, exactamente lo mismo, que había hecho en el día de ayer.
El tiempo me miraba, me dejó vagar con total libertad, pero ahora; el que se esfumaba...era yo.
Un legado para la posteridad.Simplemente maravilloso. Un saludo cordial.