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Cuando Llegaba la Muerte... (diario)

Cuando éramos niños y vivíamos en la calle Alcalde Sáinz de Baranda, de Madrid, a los tres pequeños se nos despertaba la curiosidad por saber qué era eso de la muerte y el entierro de los que morían. Nos asombraba ver a los furgones de color negro, transitando tranquilamente por las calles, en dirección al Cementerio de Nuestra Señora de la Almudena, ya que no había casi tráfico de coches en la ciudad, mientras les seguían unos cuantos automóviles con los familiares más allegados al muerto y una comitiva de personas que, andando, iban o bien rezando o bien en completo silencio -incluídos también los niños- en señal de duelo y respeto hacia el ser humano que había fallecido y que, en el caso de que fuera un menor de edad, el furgón del féretro ya no era de color negro sino blanco.

Era una expectativa muy peculiar y nosotros ytres (Maxi, Boni y yo) nos quedábamos mirando y, por costumbre, contábamos el número de automóviles que seguían al furgón. Las personas que transitaban por las calles, al ver aquella especie de pequeña procesión en la que algunas mujeres siempre enlutadas (al igual que los hombres) portaban velas encendidas, se paraban y se persignaban cristianamente. Era una costumbre arraigada en el alma de todos los madrileños y madrileñas sentir un profundo respeto por los muertos y dar muestras fehacientes y públicas de dicho respeto; algo que muchas gentes malhabladas de las que abundan tanto hoy en día ni respetan ni tienen decencia alguna cuando lanzan palabrotas en contra de ellos.

A las siete y media de este atardecer se celebra, en Molina de Segura (Murcia) una misa en recuerdo y como homenaje póstumo a algunos socios del Hogar que han muerto en los últimos meses y yo, aunque no pertenezco a ninguna religión, asumo el respeto que se merecen esas personas ya fallecidas y he tomado la decisión, por mi libre voluntad, de acudir a dicha misa para rendir ese tributo que se merecen. Lo que hagan o piensen los demás me es totalmente indiferente porque mi decisión es, como verdadero cristiano que soy, acudir a esta especie de despedida o recuerdo como homenaje a quienes fueron compañeros de Hogar. Y decir compañeros de Hogar es mucho más que decir compañeros simplemente.
Diesel21 de enero de 2016

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