Se ausentó, por un momento, el lirio del ruiseñor cercano y todo el canto de tu eco llegó a sonar en las profundidades del alba. De todas las cosas que están formando esta cadena de sentires sólo hay una que necesito urgentemente para seguir viajando hacia tu horizonte: la hoja blanca que dejaste sobre la mesa para que yo, en tu ausencia, escribiera sobre ella una partitura musical. Pero sólo se me ocurre dibujar en ella tres puntos suspensivos y un corazón abierto. Mañana, cuando vuelva el ruiseñor al lirio, será cuando te escriba que estoy aquí, pensando en el regreso de tu eco sin palabras.
Gracias mejorana. Siempre el ruise?or vuelve al lirio y siempre trae en sus alas cartas escritas con la tinta de los sue?os. Gracias de nuevo por leerlo.