De pronto, la palabra del agua cae suave sobre la vida y una nueva promesa se cumple. Es la palabra húmeda que se traslada a través de la brisa del viento y que se escucha entre las hojas del abedul como un nuevo amanecer.
Y cuando viene esa palabra y se la oye y se la vive... se transforma en un beso, en una palabra pura, en un sonido con dos formas: Mundo y Vida. Un mundo y una vida insignes. Y así, las manos la tientan... la tientan y la besan mientras ella se queda dormida. Lo siguiente es el mundo silencioso y frágil del corazón callado.
Se queda... se queda la palabra del agua enamorada de la noche, azor del aire en medio de las luces hondas, de los luceros hondos y de las hondísimas estrellas enamoradas del cielo. Y ella, la palabra del agua, se reposa en las olas del sueño, mientras sonríe entre las espumas enamoradas del abismo.
!Ay, unidad del día y de la noche!. ¿Con qué clase de amor juegas con la palabra del agua?.