Las canciones que oyó la niña olían a perfume de azahar. Entre los ocultos fantasmas de lo soñado, alguien siempre llevaba un cántaro de leche para que la niña bebiese y las fuentes de agua brotaban de los versos para hacerle vivir. Los acentos de las canciones entonadas con el espíritu de las ilusiones sin fin hacía que ella, entre tinieblas, oyese siempre la esperanza de sus romanticos ensueños.
(Homenaje a Rosalía de Castro después de haber leído algunos de sus poemas en Las orillas del Sar).
Bendito homenaje a Do?a Rosal?a Diesel.
*
Corre o vento, o r?o pasa.
Corren nubes, nubes corren
cami?o da mi?a casa.
Mi?a casa, meu abrigo;
vanse todos, eu me quedo
sin compa?a nin amigo.
Eu me quedo contemprando
as laradas das casi?as
por quen vivo suspirando.
Ven a noite..., morre o d?a,
as campanas tocan lonxe
o tocar da Ave Mar?a.
Elas tocan pra que rece;
eu non rezo, que os saloucos
afog?ndome parece
que por min t?n que rezar.
Campanas de Bastabales,
cando vos oio tocar,
m?rrome de soidades.
Si aparece nuestra amiga Xana por aqu?, se pondr? contenta.