Estoy a punto de viajar a lo desconocido y el desconocido será tu recuerdo. Me iré por una hora, dos días, tres meses...ya no importa por cuánto, si no por dónde. Me iré a la luz de tu sombra, al frío de tu calor. Me iré a Marte sin amarte ni detener tu corazón.
No me buscarás, estoy seguro, aún cuando tus latidos se reanimen con mi aproximación. Y si decido volver, tu ya te habrás ido y estaremos perdidos y perderemos el juego de la desidia de no volvernos a ver. Por eso me marcho para no ir contra los instintos que antes no controlé.
Me iré a Marte, y aunque no logre dejar de amarte no puedo privarte de tu destino. Porque tenerte es detenerte de tu camino y no respetar tu libertad. Me iré a Marte para nunca verte y poder rimar con tu cumpleaños. Me iré a Marte inerte en este amor. Me iré a Marte para gobernar sobre nuestro arte sin tener que volver a caer en la tentación.
Me voy a amarte sin tenerte. Amarte, inerte del corazón.