Me estoy acordando de una conversación que tuve el otro día con un amigo... Hablábamos sobre las drogas y la adicción que producen, y acabamos hablando en concreto de aquellas que causan una mera dependencia psicológica, nada de síndromes de abstinencia... Y se me ocurrió hacer una comparación para dárselo a entender:
[...]
-Sí, mira... Ese tipo de dependencia... No sé, es como... Como cuando te enamoras de una persona: Para ti no existe nada más, te hace sentir genial, la necesitas y, si no la tienes, no paras de pensar en metértela, e incluso llegas a hacer y/o decir verdaderas estupideces sólo por consumirla unos pocos minutos más... Es más, el cerebro segrega las mismas hormonas cuando nos enamoramos que cuando tomamos heroína, especialmente la dopamina, pero en cantidades menos elevadas, claro.
-Entonces... ¿Me estás diciendo que el amor es una droga?
-Sí, yo creo que es de las más duras y adictivas... Porque entre otras cosas sabes perfectamente que si dicha droga (adictiva sólo psicológicamente, claro) o persona desaparece de tu vida, tu cuerpo seguirá funcionando igual, tu corazón seguirá bombeando sangre, tus riñones seguirán filtrando, tus órganos no se verán afectados... Pero te matará por dentro, hará caer tu mundo, lo romperá en pedazos y te llevará a preguntarte por qué empezaste a drogarte, por qué no se te ocurrió que aquello conllevaba sufrir; no sólo ese subidón, euforia, plenitud y felicidad iniciales... Y hasta que no averigües por ti mismo por qué mereció la pena arriesgarse a sufrir por esa adicción, no te habrás desintoxicado del todo.
-¿Te consideras una drogadicta?
-Soy una total y completa yonki.

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2 Comentarios

• 

  Hysteria

  Pues droguémonos, pero con amor.
  un saludo.

  27/04/11 10:04

• 

  Hysteria

  Pues droguémonos, pero de amor.
  Un saludo.

  27/04/11 10:04