Apropicuáronse temblorosos,
y un tanto temerosos;
entrelazáronse miradas
y abrazáronse con las manos sudadas.
Acobijáronse de pasión
(a flor de piel su ingenuidad)
¡Una velita!... ¡una canción!...
y un pispileo de ansiedad.
Y al haberse entrelazados,
complaciéronse apasionados deseos,
pusiéronseles hasta los cuerpos rosados,
descubriéronse ante el tacto de sus dedos.
Y cada beso apasionado
cada segundo de desvelo,
y cada seno herizado;
¡los llevó a tocarse el cielo!