Hacia el vergel del universo de nuevo ascendemos,
Poderosos vigorosos, deseos, vaticinando,
El amor, la vida de nuestros cuerpos, pensamiento y esencia.
Incauto observo allí mi renacimiento al instante de mi visión,
Volteando e ignorado el sin sentido de giro en el límpido espacio,
Erótico, sensato, todo para mí perfecto, todo prodigioso,
Mis extremidades y el fuego jadeante del que es motivo el portentoso juego.
Victoria, conjetura y perspicaz extracto,
Orgulloso con el hoy, orgulloso con el pretérito,
Por mi lugar, o atrás de mí, el abre mis piernas,
Mirando al frente, y yo, dejándome contemplar, por él,
En pos de vivir juntos en nuestro jardín del edén.
Un ama de casa sueña con esos tiempos de juventud.
Escribes muy bien, tu intimidad no se vuelve chabacana y al contrario haces sentir tu pasión al que te lee.