Sabieron bien nuestros besos de nicotina desesperados,
Al calor de esa frazada corta y veraniega.
Poco y tanto podría decir de todo,
Qué bien haría en saber callarme la boca,
Esa misma que callaste,
Esa misma que se avino a tu pedir de boca.
¿Cómo arrancarte una palabra,
Cómo no andar tomando el todo por la parte?
No hubo lugar en tu cama, ningún sofá donde acostarme.
Mejor guardar todo sin demora, mejor marcharme a otra parte.
Siete minutos te pedí, cinco tajante replicaste.
Y no hubo mucho más
Hubo un portazo, un taxi libre que pasaba y no paraba,
Un fresco viaje a ninguna parte.
Un banquito, una barra, una cerveza,
O algo más duro para marearme.
Ningún mensaje, solo silencio
Y otro maldito y crudo interrogante.
