Nuestros mismos ojos tenía la abuelita tuerta. De espaldas a la ventana y sobre una vieja silla del
techo de su habitación, solía contemplar el maravilloso paisaje exterior. La puesta de sol al
amanec...
Sobre un lienzo en blanco empecé a escribir mi despedida. Cargada de emociones y plena de derivas,
en un mar de espumas blancas, donde las gaviotas caminaban perdidas, sobre un sol que caía...