Caigo de rodillas,
con mis palmas extendidas hacia el cielo.
Mis raíces se abrazan al Monte Santo ,
el lugar de mis ancestros.
Me extendí como las alas del viento.
Mi alma derramada como sangre.
Besando el Muro de los Lamentos.
Entre Torres de Babel que de nuevo se levantan.
La soberbia destronada antiguamente.
Yo escojo el lugar de mi reposo entre vides e higueras.
Pero que poema tan bello has escrito, sublime, tal vez yo no pueda expresar con palabras lo que he sentido al leerlo, tal vez mis lagrimas lo hagan mejor.
Antonio. Siempre generoso y noble Antonio. Gracias. Solo un poquito de desahogo en un momento de confusión expresado a mi manera. Que dicha que a vos y demàs amigos que comentaron les ha agradado !