Al quinto cuba libre
estábamos enroscados en la multitud
pisándonos la punta de los pies
y gritando una vieja canción
que nunca recordé.
Girando sobre nosotros mismos
terminamos contra una pared
y te invite a mi departamento
y nos fuimos, caminando raro,
esquivando pozos
por las veredas rotas
del centro de la ciudad.
Era ya tarde
y el cielo aclaraba
y los primeros trenes
comenzaban a llegar
y la ciudad se despertaba
y estiraba los brazos
y empezaba a llenarse
de gente que iba y venia
y apenas estábamos
preparando las armas.
Refugiados en mi habitación
con las persianas bajas
empezamos con el juego
y seguimos y luchamos
y celebramos y gritamos
la victoria
contra el día y el frío
y el sol y las estrellas
y seguimos combatiendo
con nuestros cuerpos
y un disco de Tom Waits
cansado de dar vueltas.
La verdad
es que creíamos
haber ganado la guerra
pero era tan solo
una batalla más,
tan solo una más.
Cada d?a y cada momento vamos ganando una batalla en esta guerra que supone el simple el hecho de vivir.
Buenos finales los tuyos.
Nunca tienen moraleja, pero hay que ver qu? conclusi?n.