Nada más inspirador que caminar bajo la lluvia y sentir el olor a césped mojado. Sentí las hojas secas bajo mis pies cuando leí tu relato. Saludos. Olga
En la magia de una tarde de tormenta. Evocador texto. Poder caminar bajo esa tenue lluvia acariciándote el rostro es una sensación que nos hace adentrarnos en nuestro interior. Esa soledad tan necesaria a veces, se hace latente en esos precisos momentos de incipiente tormenta.
Un texto maravilloso amigo.
Un gran saludo.
Bravo!! Precioso texto, trae grandes recuerdos que ahora mismo,me han dejado la boca con sabor a nostalgia.
Un placer leerte
Antonio
Hermoso momento se vive al leerte con pausas, cerrando los ojos, imaginando los pies en la lluvia, sin resguardo y solo. Tantos recuerdos con sus detalles, cuántos sonidos estaban escondidos, cuántos olores olvidados... recuerdo que en mi juventud caminé descalza en el césped con el rocío del alba, quizá y hasta pudo ser la primera vez que experimenté mi dualidad.
Qué gusto leerte!
La tormenta en el jardín que sientes y describes llama a transitar despacio por ella! y empaparse en silencios...
saludos!
buena manera de sepultar un amor. en complicidad con la naturaleza siendo tu única amiga la soledad y la realidad de lo pasado.
Lluvia y hojas secas en atardeceres de encuentro con nuestro yo. Precioso texto, evocador. Siempre un gusto leerte, Grekosay.
Un gran abrazo.
Gracias. Me he dejado llevar por tus letras y por la nostalgia y he hecho un viaje al pasado, a mi niñez. Y hasta me ha parecido oler de nuevo la loción para después de afeitarse que se ponía mi padre cuando me llevaba a pasear con él, de la mano, y me iba enseñando el nombre de los árboles