Caducan las hojas del tiempo,
llegan los contornos difusos,
y cuento uno a uno
los últimos rayos del Sol,
cintas deslumbrantes.
Se van con máximo esplendor,
violeta, verde, azul, rojo, naranja,
la maravilla se aleja, mientras...
con plumazos legítimos,
y pensamiento melancólico,
se filtra la intranquila noche,
se rasga un rostro diferente,
donde fulguran y se arremolinan
otros soles, deambulan,
menos crepitantes, tenues...
Esa maravilla no se renovará...
lento y noble astro,
¡Te amo en la tortura!
¡Ardes en mi médula!
me inspiraste en el sudor,
ascendí los escalones a ti.
Con gratitud viví rítmico tus instantes,
desde mis amaneceres,
sonriendo en el dolor,
vital creador,
he transitado tus eneros
cautivado, padre dorado,
ya mañana no estaré.
¡No te quiero abandonar!