El amor nacido se fugaba,
se iba de mi corazón herido,
donde la noche y la mañana
buscan la orilla del río.
Fue una ilusión a dos bandas,
pura igual que los pinos,
recien nacida entregada
como la rosa a los lirios.
Ya sólo me quedan palabras,
hechas de mi martirio
para navegar la nada.
Palabras con que anido
la barca de mi playa,
con pura ilusión enajenada.