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Diez Ojos

Diez ojos
y un sabueso
vinieron a pedirme cuentas,
era la tarde
y estaba solo
entre tanta boca abierta,
la traición tenía nombre,
injuria se llamaba,
tenía pies de hombre
y palabras de una dama.

Pero fui crucificado
entre tanta palabra vana,
el corazón arrancado,
la boca amordazada.

Sin pies y sin manos
me esperó la madrugada,
y el sol apagado
bajo una estrella lloraba.
Iringo05 de junio de 2017

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