Fríos silencios llegaban
río abajo de madrugada.
Bajo el puente del cielo
fluía reposada el agua.
La luna robó mis sueños,
cuando vino blanca y bella,
vestida con su pañuelo
y su fragancia de estrellas.
La noche quedó luego
sumida en la alborada.
El agua de su reflejo
teñia la madrugada.
Paseaban campos largos
todos vestidos con malvas,
corceles de trote lento,
de piel y patas largas.
Teñida de azul y plata
la noche larga mojaba,
jardínes de verdes plantas,
la noche con la mañana.
Bucólico paisaje el que dibujas, con versos dignos del Romancero.
Tus poemas me transmiten, en general, una naturaleza serena.
Me gusta leerte.
Un abrazo inmenso