Las mariposas flotaban en el aire dibujando formas
con sus delicadas alas mientras tú las detenías
al cubrir mi vientre con dulces besos escurridizos.
El verde prado se rendía a las caricias que nosotros
dejábamos caer entre los rayos de sol aúreo y brillante
dorando nuestra pasión que se revolvía al sentirlo.
Mi boca se divertía enredándose con tu pensamiento
hablando a tus labios, alimentándose de tu saliva
hundiéndose en cada uno de los pliegues de tu piel.
Las flores giraban su tallo para observar tan intenso momento
en el que tus manos se deslizaban por todo mi cuerpo
deseoso de tu esencia y de tu cariño sobre el.
Tus ojos jugaban con los míos a enredarse sin miedo
y comernos con la mirada que resucitaba sentimiento
escondido bajo las ruinas de mi alma tiempo atrás.
Fragancia de verde prado y margaritas que todavía siento
en cada uno de los rincones de mi cuerpo extasiado
de tanto amor profesado sobre él en una tarde de primavera...