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En un Mundo Paralelo.

En un mundo paralelo el lenguaje del pensamiento era la música.

Diego estaba de pie ante el féretro de su padre, mientras el sacerdote decía frases que no le iban a llegar nunca. Tenía muchas personas a su alrededor, pero eso no significaba un alivio, ni una mejora a su ser, realmente se sentía en un limbo de paredes blancas. Veía únicamente hacia el féretro cuya tapa permanecía abierta, y podía observar a su difunto padre. En su mente, su pensamiento expresaba “The Sound Of Silence” de Simon & Garfunkel.


Andrés y Mía corrían escaleras arriba en un departamento que desconocían. Se comunicaban entre pensamientos “Paint it Black” de The Rolling Stones. Tenían una gran urgencia en llegar a la azotea de aquel edificio escogido al azar, pues entre sus bolsillos rebotaban pequeñas bolsas de plástico que contenían heroína. Afuera el sol se había metido y una vez llegados se sentaron detrás de unos lavaderos que se encontraban allí. Preparando los cubiertos, encendedores y jeringas para su placentero viaje de euforia se pensaban entre ellos “Sympathy for the Devil” de The Rolling Stones. Una vez todo listo, con cara ansiosa se introdujeron al cuerpo la sustancia adictiva, que en pocos segundos explotó dulcemente en su cabeza, trayendo “Indian Summer” de The Doors, para en pocos segundos llegar a pasar a “Baba O’Riley” de The Who durante varias horas.


Leo llegó, como todos los martes y fingiendo casualidad, al teatro de su preparatoria, con el objetivo de ver a Nataly ensayar las obras que a futuro presentaría la compañía a toda la escuela. Se sentó en un asiento vacío, y como cada martes trataba de apagar sus pensamientos que se elevaban mucho de volumen, ahora pensaba embobado en Nataly y le era imposible dejar escapar el pensamiento “Can’t Help Falling in Love” de Elvis Presley. Mientras cabeceaba sumergido en un pensamiento de amor sublime, vio cómo otro chico, llamado Marco, besaba a Nataly. Aunque sabía que todo eso era parte de la representación, no pudo evitar sentir un malestar gigante que de inmediato lo sumergió en pensamientos destructivos con “In my Darkest Hour” de Megadeth. Pensaba ya mejor en irse para tratar de librarse del mal momento, cuando vio que la escena había cambiado, algo dentro del teatro había alterado el ambiente; todos miraban hacia Nataly y Marco, que parecían discutir. Lo siguiente representativo que Leo vio, fue a Marco empujando de manera violenta a Nataly, que por poco y cae de espaldas. Antes de que Leo se pusiera de pie, ya le palpitaba “Helter Skelter” de The Beatles.
Jaquez07 de noviembre de 2015

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