A golpes con la vida, acariciando la esperanza, que es el modo más barato de seguir soñando; acostándome tarde en el silencio de tu falta, embriagado con el recuerdo del alcohol en tus labios; a ciegas, y sin tentar más que a la suerte, agazapado bajo la mesa de aquella última cena que nos brindamos, amigos, a la salud del más débil.
A golpes con la vida, ahuyentando al temblor irrespetuoso de tus faldas, perro verde, negra herida, cariátide inmensa que sustenta mi nada; bebiendo del licor amargo de otro futuro truncado, robando al destino una hora pasada, me sobran minutos, me sobran segundos, me sobran las palabras...
A golpes con la vida, olvidando las caricias que ayer eché en falta, ignorando a los listos que saben de magia y no dicen el truco, jurando eternidades que terminan al nacer; apostando, siempre inseguro, a la carta más alta... apostando por ti, apostando para nada...